La sacroilitis es el proceso inflamatorio de una o ambas articulaciones sacroilíacas —que se encuentran en el área donde se unen la parte inferior de la columna vertebral y la pelvis—. La sacroilitis puede producir dolor en los glúteos o en la parte baja de la espalda y este puede extenderse hasta una o las dos piernas. Pasar mucho tiempo de pie o subir escaleras puede agravar el dolor.
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El diagnóstico de la sacroilitis puede ser complicado, ya que puede fácilmente confundirse con otras patologías que causan dolor en la parte inferior de la espalda. También ha sido relacionada con un grupo de patologías que causan artritis inflamatoria en el área de la columna vertebral.
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Síntomas de la sacroilitis
Los síntomas y tratamiento de la sacroilitis se manifiestan con un dolor intenso a nivel de la parte baja de la espalda y los glúteos. Este dolor puede intensificarse al subir escaleras.
Generalmente aparece en la noche o en la mañana a primera hora. Incluso puede extenderse hacia la zona lumbar, los muslos y las piernas. Si se trata de una sacroilitis bilateral, una parte duele más que la otra.
A diferencia de otros tipos de dolor de espalda, en este caso el dolor se reduce con el movimiento.
Tratamiento
El tratamiento puede variar según la causa de tus síntomas y tratamiento de la sacroilitis, al igual que de la causa de la enfermedad.
Medicamentos
Dependiendo de la causa del dolor, la recomendación del médico podría ser:
- Analgésicos. En caso de que los analgésicos de venta libre no surtan el efecto deseado, el médico deberá recetarte variantes más fuertes de esos fármacos.
- Relajantes musculares. Los fármacos como la ciclobenzaprina (Amriz, Fexmid) pueden contribuir a disminuir los espasmos musculares que, frecuentemente, están relacionados con la sacroilitis.
- Inhibidores del factor de necrosis tumoral. Los inhibidores del factor de necrosis tumoral —como el adalimumab (Humira), el etanercept (Enbrel), y el infliximab (Remicade) — pueden aliviar los síntomas la sacroilitis que se relaciona con la espondiloartritis anquilosante.
Terapia
El médico o fisioterapeuta también puede recomendarte aprender ejercicios de libertad de movimiento y de elongación para que las articulaciones conserven la flexibilidad, y ejercicios de fortalecimiento que aportan más estabilidad en los músculos.
Cirugías y otros procedimientos
Si los mencionados métodos no pueden aliviarte el dolor, el médico podría optar por lo siguiente:
- Inyecciones en las articulaciones. Una inyección de corticoesteroides en la articulación puede ayudar a disminuir la inflamación y el dolor. No se debe abusar de estas inyecciones en las articulaciones cada año, ya que los esteroides pueden causar debilidad en huesos y tendones de las articulaciones.
- Denervación por radiofrecuencia. El uso de la energía de la radiofrecuencia contribuye a dañar o eliminar el tejido de los nervios que producen el dolor.
- Estimulación eléctrica. El implante de un estimulador eléctrico en el sacro también puede disminuir el dolor causado por la sacroilitis.
- Fusión de la articulación. Si bien puede ser raro necesitar una operación para tratar la sacroilitis, fusionar dos huesos con una pieza metálica puede, algunas veces, sanar el dolor que causa esta patología.