El acné es una enfermedad que no se manifiesta de una sola manera. Según su forma de desarrollarse y manifestarse existen diferentes tipos de esta enfermedad, los cuales deben ser identificados adecuadamente para saber cómo tratarlos.
En este contexto, la higiene y el cuidado de la zona por el acné resultan fundamentales para garantizar su desaparición sin dejar ninguna marca o mancha en la piel. Es por ello que ante la aparición de esta condición, la principal recomendación es acudir a un especialista que ayude a definir qué tipo de acné es y cuál es el mejor tratamiento para combatirlo.
Ante todo, a continuación se presentan las diferencias entre los tipos de acné y la mejor manera de abordar cada uno de ellos.
Tabla de contenidos
Acné inflamatorio
Este tipo de acné se produce por la acumulación de células muertas y sebo. Las bacterias se encargan de la obstrucción de los poros, presentando en la mayoría de los casos por debajo de la superficie cutánea una infección bacteriana.
Los principales síntomas de este tipo de acné son pus, sensibilidad al tacto y cicatrices. Además se caracterizan por tener una apariencia enrojecida e inflamada. Estos se clasifican en moderados y graves, lo que hace que requieran un trato más cuidadoso y tratamientos específicos para combatirlos efectivamente.
Dentro de los tipos de acnés inflamatorios pueden presentarse:
Pápulas
Son más grandes que los puntos negros y blancos. Son aquellos poros duros y obstruidos, sensibles al tacto. Ocurren cuando las paredes de los poros se abren causando la formación de espinillas más grandes.
Pústulas
Son similares a las pápulas con la distinción que estas se presentan llenas de pus, y en algunos casos llagas pequeñas inflamadas que aparecen como ampollas o lesiones en la superficie de la piel. Las bacterias o la piel muerta son los causantes del bloqueo del poro, haciendo que se abra y ocasionando la aparición de este tipo de acné.
Acné no inflamatorio
Este es conocido como acné leve, ya que generalmente no causa hinchazón y puede ser tratado sin antibióticos. Son tapones sebáceos retenidos en la cavidad llamada folículo (cavidad que contiene un cabello) o comedones.
Pueden ser abiertos o cerrados, siendo más fácil de eliminar en los comedones abiertos que en los cerrados, ya que los últimos son lesiones que en la mayoría de los casos pasan a ser acné inflamatorio.
En el acné inflamatorio se pueden diferenciar los siguientes tipos:
Puntos negros
Su color negro se debe a la reacción de la grasa en contacto con el aire y no a la suciedad. La aparición de este acné se debe al exceso de aceite o células muertas que obstruyen el poro. Por esta razón, se trata de un comedón abierto que se encuentra en la superficie de la dermis y es fácil de eliminar.
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Punto blanco
Suelen aparecer cuando las células muertas quedan atrapadas debajo de la superficie de la piel. Esto ocasiona la formación del comedón cerrado, siendo este más difícil de eliminar, por lo que se corre el riesgo de infectar el punto blanco.
Diferenciar los tipos de acné es sencillo cuando se conocen las características de cada uno. No obstante, en la mayoría de los casos, la asistencia de un especialista es la mejor alternativa para saber cuál es el acné que está afectando y el tratamiento indicado.