Dejar de fumar puede ser todo un reto para quienes llevan tiempo haciéndolo; sin embargo, los cambios del organismo cuando dejamos de fumar son visibles desde el primer momento debido a que el cuerpo deja de recibir los efectos nocivos del cigarro.
Tomando en cuenta que el tabaquismo es el causante de la mayoría de casos de cáncer pulmonar, y que posee relación directa con múltiples enfermedades, es un gran beneficio decidirse a dejar de fumar y revertir estos riesgos que acechan a los fumadores habituales.
Tabla de contenidos
Cambios más evidentes del organismo cuando dejamos de fumar
Como te dijimos, es casi inmediato que el cuerpo reaccione cuando dejas de fumar, la cantidad de tóxicos que posee un cigarro va depositándose en el organismo y haciendo mella en él. Imagínate que después de 24 horas de estar sin fumar, bajan los niveles de monóxido de carbono en la sangre considerablemente, aumentando el oxígeno en el torrente.
¿Cómo te darás cuenta?, porque tendrás una mente más clara, recobrarás el olfato y mejorará tu sentido del gusto. Del mismo modo tu presión arterial irá ajustándose a los valores normales y el organismo irá recobrando su funcionamiento usual, aunque esto es un proceso que tomará un tiempo más prolongado, al año se ven cambios sustanciales.
En algunos días notarás, entre los cambios del organismo cuando dejamos de fumar, que el color amarillento de los dientes y las manos se va perdiendo, así como la terrible halitosis.
Aunque la mayoría de los efectos son beneficiosos y alentadores, también tendrás síntomas de abstinencia, que en estos primeros días serán más fuertes, ya que el cuerpo habrá eliminado la nicotina por completo del sistema, veamos otros efectos en el organismo.
Reprime el riesgo de cáncer
Está comprobado que fumar aumenta la posibilidad de padecer varios tipos de cáncer, este riesgo va desapareciendo a medida que pasan los años al dejar de fumar. Los tipos de cáncer más frecuentes mientras se fume son el de nariz, faringe, pulmón, laringe, boca, páncreas y vejiga.
También te puede interesar: ¿Estás dejando de fumar? Estas son las etapas por las que pasarás y cómo puedes abordarlas
El cáncer posee una tasa de hasta la mitad de su probabilidad de aparecer luego de cinco años de que se comience a percibir los cambios del organismo cuando dejamos de fumar. Sin embargo, los pulmones ameritan un rango de 10 años limpios para bajar su propensión al cáncer.
Mejora en la función pulmonar
Pocas semanas después podrás realizar actividades físicas más fácilmente y con mayor energía, sin tanto agotamiento, puesto que tu capacidad pulmonar habrá mejorado paulatinamente y con esta mejora vendrá la desaparición de la congestión en la nariz y garganta y la disminución de los ataques de tos que molestan a la mayoría de fumadores asiduos.
Igualmente, será menor la posibilidad de padecer de infecciones pulmonares, a medida que pase el tiempo sin consumir cigarrillos la capacidad pulmonar irá en aumento.
Beneficia a la circulación sanguínea
Entre los beneficios de los cambios del organismo cuando dejamos de fumar, se encuentra la progresiva eliminación de tóxicos en la sangre, por lo cual la circulación de la misma presenta un desempeño favorable casi de inmediato. La presión arterial tendrá una mejoría sustancial, lo que ayudará al cerebro y el corazón en sus funciones.
La piel recobra su aspecto natural
Las personas que fuman poseen un color cenizo de piel, la misma pierde propiedades y se torna seca y delgada, pierde lozanía, notándose envejecida y arrugada. Desde las primeras semanas al dejar de fumar se nota como cambia este aspecto, al punto de recuperar un color más natural, tonicidad e hidratación.
Reducción del riesgo de ataque cardíaco
El tabaquismo se presenta como principal factor que aumenta los riesgos de padecer un paro cardíaco. Esta incidencia va disminuyendo con el paso del tiempo, siendo uno de los cambios del organismo cuando dejamos de fumar más beneficiosos.
Esto se evidencia de ese modo debido a que el corazón deja de recibir el impacto perjudicial de los tóxicos que transporta el torrente sanguíneo cada vez que se fuma. En un período de 10 años dejando de fumar, las personas pueden disminuir el riesgo de sufrir de un ataque cardíaco, llegando a compararse con las personas que nunca han fumado.
De igual manera, una persona que haya fumado por más de veinte años, al dejar de fumar y cambiar sus hábitos físicos, tendrá la oportunidad de revertir la incidencia a padecer de un ataque al corazón.