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La terapia con abejas: ¿es segura?

 

Las abejas, bien conocidas por la miel, sus picaduras y como los animales más importantes para el planeta, a su vez hacen posible una alentadora práctica para hacer frente al reumatismo, las migrañas, inflamaciones, hipertensión y mucho, mucho más.

Sí, has leído bien. La terapia con abejas es una opción dentro de la medicina alternativa que está ganando terreno a pasos agigantados. Por no presentar las contraindicaciones ni los efectos colaterales tradicionales, pero también, por resultar muy segura bajo condiciones adecuadas.

En breve, las respuestas a todas tus dudas e inquietudes sobre la apiterapia; un tratamiento que sin lugar a dudas es único y particular.

Antecedentes milenarios

El uso y concepción de las abejas con fines curativos y preventivos se remonta a miles de años atrás, hallándose pruebas fehacientes del empleo de la miel o la cera en la región de Mesopotamia; el Egipto antiguo, China y en el Imperio Romano.

En ese entonces, la práctica terapéutica estaba limitada únicamente a la ingesta y la aplicación tópica de los productos apícolas, derivados de las abejas. Fue de ese modo en su mayor parte hasta que, a partir del siglo XIX, se pone en práctica el empleo sistemático del veneno de algunos de estos animales, luego de los aportes de Philip Terc, Charles Mraz y Bodog Beck.

¿En qué consiste la terapia con abejas?

Con respecto a la concepción moderna de la apiterapia, le corresponde principalmente la aplicación de la toxina de las abejas, la apitoxina, como elemento terapéutico para tratar, por nombrar algunas, las siguientes afecciones:

  • Migrañas.
  • Dolores en las articulaciones.
  • Artrosis y artritis reumatoide.
  • Lupus.
  • Neuralgia lumbar.
  • Trastornos cardiovasculares.
  • Esclerosis múltiple.
  • Fibromialgias.

Si bien, de todas maneras, la terapia con abejas también comprende la prescripción de otros productos provenientes del panal y de la cría de estos maravillosos insectos. Cada uno de ellos, con múltiples beneficios, tanto preventivos como curativos. Veamos un poco sobre ello.

La miel, el propóleo y la jalea real

La miel, el exponente por excelencia de las abejas y un auténtico elixir de los dioses, así como la jalea real; que en la naturaleza actúa como alimento de la abeja reina, junto al propóleo, son todos compuestos de increíbles bondades para todos nosotros.

Resaltando como suplementos nutricionales de altísima calidad, ricos en vitaminas, minerales y antioxidantes. Apreciados además como edulcorantes, revitalizantes y estimulantes de la actividad cerebral.

Adicionalmente, estos productos presentan efectos antisépticos, antibióticos, vasodilatadores y orexígenos, siendo utilizados para aliviar síntomas del resfriado, reducir el estreñimiento y bajar la presión arterial.

Sus usos, como se ha demostrado a través de los años, son seguros en términos generales para adultos y niños mayores a un año de nacidos. Con las debidas consideraciones debido a la posible, pero poco probable, circunstancia de padecer hipersensibilidad al polen.

El veneno de abejas o apitoxina

En cuanto a la apitoxina, funciona como un fármaco más. Sobre la base de su compleja composición química, genera respuestas inmunológicas, antiinflamatorias, analgésicas y de activación nerviosa en nuestro organismo, dando lugar a todos sus beneficios.

Su aplicación se realiza en sesiones cortas y controladas donde se reciben directamente un número determinado de pinchazos, directamente de abejas vivas o por medio de jeringas, por parte del médico o terapeuta. En ambos casos, los especímenes son criados con procedimientos estandarizados de supervisión.

Las picaduras se realizan en zonas del cuerpo bien definidas, establecidas previamente en consulta y siempre según la condición clínica del paciente o los objetivos generales que se busquen tratar.

Se ha demostrado que esta modalidad terapéutica no representa problemáticas a la salud mientras se realice en estancias supervisadas, por personal capacitado, una vez culminados y aprobados los análisis y exámenes médicos pertinentes para determinar la idoneidad del tratamiento y reducir al mínimo posible los factores de riesgo.

Conclusión

Después de décadas de investigación, podemos concluir que la terapia con abejas es segura para la mayoría de las personas.

Sin embargo, como cualquier tipo de intervención médica, es importante conversar con los especialistas antes de comenzar cualquier nuevo tratamiento, puesto que algunas personas pueden ser alérgicas o sensibles a las abejas y a los componentes de los productos antes mencionados.

Si estás considerando seriamente la terapia con abejas, o bien conoces alguien que lo haga, es esencial hablar primero con el médico para estar completamente seguros de ser un paciente potencial y, por otra parte, procura hallar una clínica o centro de salud confiable, con personal especializado. ¡De ese modo podrás garantizar los mejores resultados!

 
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