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La Importancia de la Vitamina C

El ácido ascórbico, mejor conocido como vitamina C, es un nutriente que podemos encontrar en ciertos alimentos y que tiene más relevancia de la que solemos considerar. Éste es un antioxidante que se encarga de proteger al cuerpo de los compuestos dañinos que se forman en el metabolismo energético y de compuestos nocivos procedentes del medio ambiente (incluyendo los derivados del humo de cigarro y de los rayos ultravioleta).

Solo con este pequeño resumen, resulta evidente que su acción, en el mantenimiento de la integridad celular, es uno de los mecanismos más importantes dentro de las funciones de la vitamina C, pero por supuesto, también resulta importante su contribución en la síntesis de colágeno, lo que favorece la cicatrización de heridas, ayuda en la facilitación de la absorción de hierro (funcionando como agente previsor de la anemia ferropénica) y, finalmente, cumple una función inmunitaria.

Sabiendo esto, podríamos decir que la vitamina C es un componente fundamental en nuestra dieta, ya que, de hecho, el cuerpo es incapaz de sintetizar este nutriente por sí solo, y adicionalmente, al tratarse de un elemento hidrosoluble, gran parte de su producto se excreta por la orina, por lo que es preciso que seamos conscientes de la importancia que debe tener para nosotros un consumo idóneo de vitamina C. Por suerte podemos encontrarla en múltiples alimentos que consumimos a diario

¿Dónde, específicamente, podemos encontrar la vitamina C para nuestro consumo?

Podemos encontrar vitamina C en numerosas frutas y verduras, principalmente a partir de frutos cítricos, incluyendo la naranja, la cual es una de las proveedoras de vitamina C más reconocidas, pero, sin embargo, no es la única dentro de este grupo, pudiéndose mencionar también la mandarina y el limón, y otras frutas como el kiwi, las fresas, el mango y el melón.

Algunas verduras, como el brócoli, las espinacas, las papas y los tomates aportan cantidades variables de ácido ascórbico, sobre todo cuando se comen crudas, ya que al cocinarlas pueden perder parte de su contenido de vitamina C.

Este último es un dato que vale la pena resaltar, pues, al proponernos realizar una dieta con un adecuado aporte de vitamina C, debemos siempre considerar que las verduras y alimentos fortificados con este nutriente, pueden variar en dicho aporte al cocerse para su consumo, por lo que dentro de las recomendaciones para este tipo de dietas, se sugiere que estos no se almacenen por mucho tiempo y que permanezcan crudos, o, en caso de necesitar cocción, hacerlo al vapor o en el microondas, pues es posible que con estos métodos se reduzca ligeramente la pérdida del aporte nutricional.

¿Qué cantidad de vitamina C necesita nuestro cuerpo?

El consumo regular de cantidades adecuadas de vitamina C, que van de 75 a 90 mg al día en adultos, es trascendental en el mantenimiento de la salud, y esto se ve reflejado en el hecho de que está comprobado que las frutas y verduras que contienen este elemento, participan en la prevención de enfermedades cardiovasculares, ya que, al tratarse de un antioxidante, impide el daño oxidativo que representa una de las principales causas de este tipo de afecciones.

Además, los investigadores consideran a la vitamina C, junto con otros nutrientes, un suplemento capaz de retrasar la pérdida de la visión asociada a la degeneración macular que ocurre con la edad.

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En cuanto a sus propiedades inmunológicas, se sabe que, si bien no es el remedio para el resfrío que la popularidad suele creer que es, los suplementos regulares de ácido ascórbico podrían disminuir levemente el tiempo o gravedad de los síntomas del resfriado.

Algo importante a considerar acerca del consumo adecuado de vitamina C, teniendo presente que nuestro cuerpo no puede sintetizarla y depende enteramente del aporte exógeno, es que, cuando no se obtienen las cantidades adecuadas de ácido ascórbico durante períodos de tiempo prolongados, es posible desarrollar una enfermedad poco frecuente pero relevante, el escorbuto. Esto es debido al déficit de vitamina C o ácido ascórbico, y se caracteriza por hiperqueratosis folicular, hematomas, retraso en la cicatrización de heridas e hipertrofia y hemorragias gingivales, entre otras manifestaciones generales. La evolución de esta enfermedad sin tratamiento puede llevar incluso a la muerte.

En resumen, la vitamina C es un nutriente de suma importancia que lleva a cabo funciones relevantes en el correcto desenvolvimiento de nuestro organismo, por lo que resulta trascendental el conocimiento sobre ella, para así poder fortalecer dichas funciones y al mismo tiempo prevenir ciertas patologías que podrían incluso poner en riesgo nuestras vidas. Depende de nosotros mantener los niveles adecuados de vitamina C en nuestro cuerpo para lograr este objetivo y gozar de una vida plena.

 
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