En líneas generales, la claustrofobia es una condición que manifiestan algunas personas al encontrase en espacios disminuidos o muy abarrotados. Sin embargo, en algunas ocasiones suele confundirse esta situación con otros trastornos de mayor o menor gravedad.
Es por esta razón que a continuación presentaremos algunas características puntuales que ayudarán a una persona a saber si es o no claustrofóbica.
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¿Cómo saber si es una persona claustrofóbica?
Dificultad para respirar, sudoración, aceleración del ritmo cardiaco, son algunos de los síntomas más comunes que presentan las personas claustrofóbicas al entrar a un ascensor o estar en cualquier sitio cerrado. Si esa situación le parece familiar, continúe leyendo, ya que posiblemente usted está entre el 8% de las personas que padecen de esta condición.
Sin embargo, una persona claustrofóbica también puede tener una crisis en espacios abiertos. Es por esta razón que las personas claustrofóbicas tienden a evitar situaciones desencadenantes como subir al metro en horas pico, aviones, entre otros.
Asimismo, una persona claustrofóbica se caracteriza por buscar de forma impulsiva las salidas de los lugares a donde ingresa y mantenerse permanentemente cerca de esta, ya sean una habitación o cualquier lugar pequeño o lleno de gente.
Estos síntomas pueden aparecer en la adolescencia. Sin embargo, pueden haber ocurrido durante la niñez, al vivir un evento traumático, como caer en un hueco profundo o al convivir con una persona cercana que padezca este trastorno, apareciendo al existir un evento que traiga de vuelta esos recuerdos.
Los principales desencadenantes de la claustrofobia son esencialmente los espacios pequeños, sin ventanas, o llenos de gente. No obstante, los baños públicos, puertas giratorias o probadores de ropa también son sitios que pueden desarrollar la condición al poner a una persona en estado de alerta.
Tratamiento para la claustrofobia:
Existen métodos para curar o aprender a controlar la claustrofobia. La persona puede intentar por sí mismo tratar de superar estos episodios. Sin embargo, lo más recomendable es visitar a un psicoterapeuta o psicólogo que ayude a mejorar esta situación.
En este contexto, alguno de los principales tratamientos para la claustrofobia son:
Psicoanálisis
Este tratamiento se basa en el estudio de las causas de la fobia. Es decir, se encarga de llegar a la raíz del problema buscando el trauma sufrido en la niñez o episodio que lo haya desencadenado., para luego abordar la situación de la manera adecuada. Es un proceso largo y costoso, pudiendo recetar fármacos si es necesario.
Ejercicios de relajación para la claustrofobia
Los ejercicios de relajación son los más recomendados para enfrentar el trastorno de la claustrofobia ya que no ameritan del uso de fármacos que pueden crear dependencia o efectos secundarios.
La respiración es uno de los más populares. Respirar oxigena el cerebro, una de las causas de la claustrofobia es la falta de aire lo que evita que el aire llegue a él, al aprender a controlar la respiración puedes aliviar el pánico así como la ansiedad que se siente, permitiendo el flujo sanguíneo hacia el cerebro y así pensar claramente para sobreponerte a la situación.
Reestructuración cognitiva
Es uno de los tratamientos más novedosos, y se trata de identificar los pensamientos desencadenantes de esta condición, manejarlos y finalmente transformarlos en otros más ajustados a la realidad y de mayor beneficio para la persona.
Los tratamientos mencionados se caracterizan por ser progresivos y brindar a las personas que sufren de claustrofobia beneficios a largos plazo.
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