Un ataque de ansiedad sucede «de golpe y porrazo». Dicho con otras palabras, repentinamente y sin previo aviso. Pudiendo ser en cualquier escenario de nuestra cotidianidad como el trasporte público, la biblioteca o en la comodidad del hogar.
Saber cómo reaccionar y cuáles pasos seguir para controlar la situación es realmente útil para que no pase a mayores. Sigue leyendo, te interesa.
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Lo que sucede en un ataque de ansiedad
Una crisis de pánico, como también se le conoce, es sentir súbitamente, en cuestión de segundos, muchísimo miedo sin que se pueda identificar, de buenas a primera, la causa que lo origina.
Viene acompañada de manifestaciones físicas variadas tales como hiperhidrosis (sudoración excesiva), náuseas, mareos, taquicardia (latidos acelerados), opresión torácica (dolor en el pecho), dificultad para respirar o hiperrespiración; alcanzando incluso el entumecimiento en las extremidades o perdida breve del conocimiento.
Así como se lee, es un evento desagradable de experimentar; cuando le sucede a otra persona, pero en especial, cuando somos nosotros quienes lo sufrimos.
¿Qué hay que hacer?
En los dos casos explicados anteriormente, se recomienda un protocolo que prioriza el garantizar la seguridad, tranquilidad y el control del afectado. He aquí los pasos detallados.
1. Detectar el ataque de ansiedad
Lo primero, es identificar los signos característicos de los episodios de pánico. Aplicando tanto para la persona en crisis, como para los demás a su alrededor.
Es de suma importancia que quienes pretendan apoyar comprendan que un ataque de pánico, por lo general, puede ser superado sin intervención adicional. Esto adquiere mayor relevancia cuando se trata de desconocidos o cuando están involucrados menores de edad; puesto que los efectos de la «ayuda» pueden llegar a ser contraproducentes.
- Resumen: Tener certeza de lo que está pasando y definir si es necesaria el auxilio de otros.
2. Encontrar un espacio adecuado
Una vez que se evidencia que se está ante un episodio critico de ansiedad, se procede a ubicar un lugar donde pueda transcurrir la crisis, sin riesgos relacionados con el entorno.
Especial atención con vehículos, medios de trasporte, artefactos eléctricos, superficies calientes
De cualquier modo, dependiendo de la intensidad del ataque de ansiedad y del nivel de discapacidad que genere. En muchas ocasiones es suficiente apartarse unos pocos metros y sentarse en el suelo, en posición cómoda.
- Resumen: Sentarse en un lugar cómodo, fuera de peligro y lo más tranquilo que se pueda.
3. Calma y tranquilidad
Ahora la parte más importante del asunto, aunque también resulta ser lo más complicado de conseguir si los síntomas son intensos o si no se tiene la suficiente práctica.
Las acciones deben enfocarse todo lo posible en la tranquilización del aquejado y en la recuperación del sentido de control sobre el organismo. Esto puede ser alcanzado con fuerza de voluntad, comprensión y reflexión o con la asistencia consensuada de terceros.
Mantener la calma comienza desde repetir que «todo está bien y no hay peligro alguno», incluyendo otros ejercicios reductores del estrés o la ansiedad. Por ejemplo, cerrar los ojos momentáneamente, imaginar un contexto familiar y amigable, conversar de temas triviales o estimular las extremidades de forma alternada.
- Resumen: Tratar de razonar el contexto y distraer la mente buscando la calma.
4. Hacer ejercicios de respiración
Uno de los «trucos infalibles» que recomiendan quienes sufren de ataques de ansiedad de forma regular es muy simple, pero efectivo. Consiste en utilizar la respiración consciente como herramienta multipropósito; para controlar el flujo de aire, mantener la calma y distraerse.
Inspira lenta y profundamente, luego mantener la respiración por algunos segundos para finalmente expulsarlo lentamente y repetir.
Conviene alternar entre la respiración torácica (común y corriente, hacia la zona superior) y la abdominal (sintiendo que el aire se almacena en la zona del estómago), así como también, combinando la boca y la nariz (y cada fosa nasal, tapando la otra con el dedo pulgar). Todo ello de modo rítmico, contando números.
- Resumen: Ejercicio 4-7-8; inspirar cuatro segundos, retener 7, exhalar por 8 segundos.
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Una última consideración
Cuando se ha logrado controlar el ataque de ansiedad o de pánico, generalmente luego de algunos minutos, el organismo ingresa en una fase de letargo y extenuación. Es importante disponer del tiempo necesario para recuperarse por completo.
Realizar un chequeo médico o psicológico posterior será, asimismo, muy conveniente; para determinar el alcance de este tipo de perturbaciones y cuáles otras medidas verificar, en caso de repetirse.