Mucho se habla de los alimentos orgánicos y los alimentos transgénicos. De hecho, algunas tendencias alimenticias apuntan a preferir el consumo de alimentos de origen orgánico por sobre los alimentos transgénicos para preservar o aumentar la calidad de la salud en las personas; sin embargo, ¿Estás claro de qué son? Hoy definiremos tanto a los alimentos orgánicos como a los alimentos transgénicos para que aprendas a identificarlos mejor.
La alimentación es y siempre será un tema esencial para nuestras vidas. Esto sucede porque la alimentación es una herramienta poderosa que puede servir para mucho más que mantenernos con vida.
A través de la alimentación podemos bajar de peso, preservar nuestra salud y hasta prevenir los signos del envejecimiento en nuestra piel, por lo cual es esencial aprender sobre lo que comemos y cómo lo comemos para poder disfrutar de una mejor calidad de vida.
Gracias a los nuevos movimientos mundiales hacia estilos de vida más conscientes con nuestro organismo y nuestro planeta, hoy gran parte de los regímenes alimenticios aúpan el consumo de alimentos orgánicos por sobre los alimentos transgénicos, pero antes de hablar de los pro y contras de cada uno ¿tenemos claro que son?
Hoy definiremos tanto a los alimentos orgánicos como a los alimentos transgénicos para que puedas ir aprendiendo de las diferencias básicas entre ambos.
¡Comencemos!
Alimentos Orgánicos y Alimentos Transgénicos: ¿Qué son?
El mercado de alimentos orgánicos ha crecido rápidamente en las últimas dos décadas. Solamente en los Estados Unidos se consumen al menos 56 mil millones de dólares al año en los mismos.
Por otro lado, las comidas genéticamente modificadas o alimentos transgénicos – mejor conocidos como OGM (GMO en inglés) – fueron introducidos a nuestra dieta diaria a partir de la década de los 90’s y su uso se ha ido normalizando con el tiempo.
No obstante, ¿Qué diferencia al uno del otro? El origen de los mismos sería una buena forma de identificarlos, como aprenderemos a continuación:
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Los alimentos orgánicos se definen como tales porque provienen de granjas cuyos procesos de producción son más naturales u orgánicos.
Esto quiere decir que los alimentos orgánicos – entre los cuales se encuentran animales y plantas – crecen y se desarrollan sin la intervención de productos químicos sintéticos desarrollados por el hombre como pesticidas y fertilizantes, de la misma manera en la que tampoco contienen aditivos modificados genéticamente.
De esta forma, los productores de alimentos orgánicos se encuentran limitados a usar solamente ciertos agroquímicos autorizados y fertilizantes naturales como compost, polvos minerales, entre otros.
A diferencia de los alimentos orgánicos, los alimentos transgénicos son organismos – como plantas, animales o microorganismos – a los cuales se les ha modificado su estructura genética (ADN) con el fin de otorgarle nuevas propiedades o bondades.
El ejemplo más común son aquellos alimentos transgénicos a los cuales se les ha hecho más resistentes a la sequía, las temperaturas extremas o los agentes patógenos (plagas), o para otorgarle mayores valores nutricionales – como el caso de la leche enriquecida o el arroz dorado -.
Los cultivos transgénicos también son vigilados de cerca por las autoridades a nivel mundial, así como sometidos a constante evaluación antes de ser comercializados y consumidos y hasta ahora, a más de 20 años después de la introducción de los mismos al mercado aún no se ha encontrado evidencia de efectos nocivos hacia la salud y la vida humana.